GESTO Y SIGNO. ESPEJOS
Javier Redondo es un pintor matérico, que trabaja con una deconstrucción. La atención que exige la práctica del grabado le ha servido como disciplina personal y le ayuda a introducirse en un proceso de interiorización de la pintura que le lleva a postulados metafísicos, propios del misticismo zen. En su evolución se aprecia un largo proceso de reflexión que se materializa en series.
En esta aparente monotonía hay un profunda investigación y en cada una de las obras de cada serie hay un paso más. Desde una pintura casi monócroma llega a producir efectos de color, como los sabios pintores de Extremo oriente, y en los círculos con grafía queda perpetuada su grafología, su retrato del alma.
|
|
En sus obras se refleja la riqueza del mundo interior; el sosiego de la reflexión y hasta la complicidad con el espectador. Se produce como efecto final de una fusión cósmica. Están representados los cuatro elementos en "inexplicables instantes", la energía generatriz en el Caos funcional, o en el Magma original.
Javier Redondo aspira a convertir la pintura en una síntesis de los procesos vitales, en una zona fronteriza de sentimientos y elementos oníricos. Por eso en el proceso de elaboración de sus obras aparecen vivencias. Tiende a la monocromía dejando el color para los fondos sobre los que traza sus grafismos en unos cuadros que son como un lugar para verse a sí mismo.
Ø 50 cm